Lo más seguro es que si usted es propietario o ha sido propietario de caballos de carreras, usted ha tenido que lidiar con un caballo el cual ha sufrido de hemorragia pulmonar inducida por el ejercicio (HPIE). Investigaciones indican que más del 80 por ciento de los caballos de carreras la tienen, y al igual se presenta en otros eventos donde los caballos son llevados a realizar un repentino esfuerzo físico mayor, como en las carreras de barriles o de amarre con lazo (tie-down roping).
La aflicción es más evidente en su forma severa, cuando un caballo sangra por los ollares después de hacer ejercicio, pero los episodios menos notables pueden ser descubiertos utilizando un endoscopio. Un porcentaje mayor de caballos de carreras sufre de presencia de sangre en las vías respiratorias inferiores o en la tráquea.
Hay un gran misterio que en torno a la HPIE, desde sus causas, los hechos precisos que toman lugar durante un episodio, hasta las razones del por qué los medicamentos que se usan para tratar la HPIE funcionan. Se cree que hay una serie de factores que contribuyen a la HPIE.
Según algunos, la prevalencia de la HPIE puede indicar que la selección de crianza de los caballos de carrera ha desarrollado a éste al punto que su corazón y pulmones no pueden seguirle el ritmo de la demanda física impuesta sobre el caballo cuando va a gran velocidad. Un sistema forzado a su máxima capacidad está más propenzo a fallar, en este caso, causando sangrado en el caballo. Por la misma razón, los caballos que son sacados de concursos de tiro también experimentan la HPIE, lo que sugiere que el gran esfuerzo en vez de la velocidad puede ser el factor causante.
Falla Capilar Pulmonar por Estrés
La causa exacta de la HPIE aún es desconocida. Sin embargo, la teoría más ampliamente aceptada sobre el causante del sangrado es conocida como la falla capilar pulmonar por estrés.
Dentro de los pulmones del caballo, miles de sacos diminutos de aíre llamados alveolos se combinan con los capilares sanguíneos para formar lo que se conoce como la barrera alveolocapilar. Esta delicada barrera de 1/15avo del grosor de un pedazo de papel, le permite al oxígeno y al dióxido de carbono ser intercambiados entre los pulmones y el torrente sanguíneo.
Investigaciones indican que la presión sanguinea de un caballo dentro de los pulmones aumenta dramáticamente con el ejercicio – dos a tres veces más alta que otras especies mamíferas – y entre más rápido corra el caballo, mayor será la presión en los capilares pulmonares lo cual puede causar su ruptura.
Se cree que la mayor parte del sangrado proviene de la parte superior trasera de los pulmones.
Un estudio publicado por investigadores de la Michigan State University, titulado Regional Pulmonary Veno-occlusion: A Newly Identified Lesion of Equine Exercise-Induced Pulmonary Hemorrhage, estudió los tejidos pulmonares en los caballos de carreras que sufrieron de una HPIE severa. En adición a las lesiones en los pulmones que estaban llenos de tejido cicatrizal, descubrieron que las venas pulmonares habían sufrido cambios significativos, volviéndose mucho más estrechas. Esto es similar a lo que ocurre en los seres humanos cuando sufren de enfermedad veno-oclusiva pulmonar, la cual conduce a una hipertensión pulmonar.
Los investigadores no pudieron determinar si el estrechamiento de las venas fue lo que causó la hemorragia o viceversa, pero concluyeron que en ambos casos, una vez que el sangrado comenzó el remoldeamiento de las venas contribuiría a que la condición se volviera considerablemente más grave.
Scott Palmer, V.M.D., DABVP, expresidente de la American Association of Equine Practitioners y gerente de la New Jersey Equine Clinic en Millstone Township, New Jersey. Actualmente es el presidente del AAEP Racing Committee. “Lo esencial de todo esto es, que la vasculatura pulmonar normalmente se expande con el aumento de las presiones”, explica Palmer. “Así que un caballo bajo reposo tiene una presión sanguínea bastante tranquila. Luego sale y hace ejercicio y la presión comienza a acumularse. Cuando la presión aumenta, los vasos sanguíneos se dilatan para adaptarse a esa presión. Con el tiempo, si se produce una fuga de sangre de los capilares en los vasos sanguíneos, obtendrá un cambio inflamatorio alrededor de esos vasos sanguíneos. La inflamación puede conducir a la formación de tejido cicatricizal, y puede obtener un collar inflamado alrededor de ese vaso sanguíneo. Eso limita la habilidad del vaso sanguíneo para expandirse como lo haría normalmente con un aumento de presión. Es como una manguera vieja de agua para el jardín. Mientras que usted no tenga una boquilla cubriendo la punta, usted podrá abrir el paso del agua y esta saldrá sin ningún problema. Pero una vez usted le coloque la boquilla a la manguera, el agua comenzará a brotar por el otro lado de la manguera. Esta es una simplificación excesiva, pero se puede aplicar el mismo principio – usted está obstruyendo el flujo y éste no tiene a dónde ir, por lo que explota a través de las paredes pulmonares”.
Furosemida
El medicamento más común para controlar el sangrado – utilizado primordialmente por la gran mayoría de corredores – es la furosemida, más comúnmente llamada Salix y antes conocida como Lasix. El fármaco de acción corta es un diurético, el cual aumenta la producción de orina y disminuye el volumen de sangre, y al igual disminuye el peso corporal – con un estimado de hasta 20 libras en un caballo de carreras.
La razón precisa por la cual la furosemida ayuda a disminuir los efectos de la HPIE aún es desconocida, aunque los investigadores creen que puede ayudar a disminuir la presión en los pulmones por debajo del nivel umbral donde la hemorragia suele comenzar.
“Puede ser que haya otro mecanismo trabajando en este momento del cual aún no tenemos conocimiento”, dice Palmer. “Otros investigadores no creen que uno pueda cambiar la presión pulmonar lo suficiente con un diurético como para hacer esa diferencia. Así que creo que hay por lo menos dos escuelas de pensamiento al respecto, y creo que sería justo decir que en ambas, no estamos seguros”.
Otros se preguntan si la droga tiene un efecto que mejora el rendimiento en un caballo, señalando que un caballo cargando menos peso generalmente corre más rápido.
Uso del Medicamento
El uso prolongado de la furosemida puede causar deshidratación, desequilibrio electrolítico y reducción del volumen plasmático. Al igual puede disminuir el nivel de potasio en un caballo, requiriendo de suplementos, así que estas cosas deben ser monitoreadas diariamente. Existen otros medicamentos que son utilizados para tratar la HPIE, pero ninguno tiene el respaldo científico y no son aprobados por la AAEP.
“Hay estudios científicos que han demostrado que la furosemida es eficaz para reducir la incidencia y la gravedad de la HPIE”, dice Palmer. “No hay ningún estudio científico que muestre que los otros medicamentos logren lo mismo. Esto es importante desde el punto de vista reglamentario, y es por eso que la AAEP apoya sólo la furosemida, porque no hay estudios científicos que demuestren que los otros medicamentos funcionan”.
La sangre causa irritación e inflamación en los pulmones, lo cual puede conducir a la cicatrización y el debilitamiento de los vasos sanguíneos. Los cambios, agravados por el polvo respirado, pueden causar un problema cíclico donde las lesiones repetidas pueden empeorar la HPIE a través del tiempo, con pocas esperanzas de reparación una vez que el tejido ha sido dañado excesivamente.
Minimice el daño pulmonar del caballo al prestarle más atención al ambiente donde respira. Esto incluye asegurarse que los establos tengan buena ventilación, que el potrero sea de un material con poco polvo o que haya sido mojado para prevenir el polvo, y que el caballo sea alimentado con una dieta de alta calidad y con poco polvo. El soltar el caballo también puede mejorar su salud respiratoria. Si un caballo sufre de un episodio grave de HPIE, el tratamiento médico usualmente incluye el uso de antibióticos para ayudar a prevenir una neumonía bacteriana.
¿Ayuda la Furosemida?
Un estudio innovador realizado en el 2008 por tres universidades de tres diferentes países – Australia, Sudáfrica y los Estados Unidos – se publicó en la edición del mes de julio de la revista del Journal of the American Veterinary Medical Association dando un vistazo a respuestas más definitivas respecto a si el uso de furosemida ayuda a controlar la HPIE.
El estudio, titulado “La eficacia de la furosemida en la prevención de la hemorragia pulmonar inducida por el ejercicio en los caballos de carrera de Pura Sangre”, se valió de un experimento entrecruzado dobleciego con más de 150 caballos Pura Sangre de carreras en Sudáfrica. Fueron corridos dos veces sobre un periodo de una semana, una vez recibiendo una dosis de furosemida y otra una dosis placebo. Una vez que los caballos terminaron la carrera, fueron llevados al ensilladero para ser oscultados y evaluados.
El estudio encontró que los caballos estaban mucho más propensos a desarrollar la HPIE tras la administración del medicamento placebo, en comparación de cuando se les suministró la dosis de furosemida. Aproximadamente el 55 por ciento de los caballos que fueron estudiados desarrollaron una HPIE después de la dosis de furosemida, mientras que el 80 por ciento desarrolló una HPIE con la dosis de placebo. Además, de los caballos que sufrieron de una HPIE después de haber recibido la dosis de placebo, aproximadamente el 67 por ciento tuvieron una reducción significativa en la severidad de la HPIE cuando fueron tratados con furosemida.
Los investigadores también notaron que los caballos que tomaron furosemida perdieron peso, pero no pudieron documentar una correlación entre la pérdida de peso y la prevención de la HPIE.
El estudio, dijo Palmer, fue importante porque fue uno de los primeros experimentos con este diseño único. El diseño entrecruzado, combinado con un gran número de caballos y observadores sin conocimiento, le dio una credibilidad sin precedentes.
“Fue extremadamente poderoso desde un punto de vista estadístico, y extremadamente poderoso desde el punto de vista de diseño”, cuenta Palmer. “Haciendo de este estudio, el único de campo entrecruzado que he visto realizado en carreras. Algo nunca antes visto. Es una pieza de trabajo fenomenal desde esa perspectiva”.
“Uno de los aspectos más importantes del estudio fue que puso la controversia de que si funciona o no la furosemida: Sí funciona”, continúa Palmer. “La pregunta de muchos reguladores en este momento es: OK, sí funciona, ¿pero debemos estar usándola? ¿Es buena para los caballos de carrera? Eso ya es un asunto aparte”.
¿Medicar o No Medicar?
Ciertos grupos en el mundo de carreras creen en el credo del “heno, avena y agua”. Es decir, los caballos deben de competir sin el uso de drogas las cuales puedan mejorar su rendimiento y ocultar el dolor y las lesiones. Además, algunos creen que la furosemida les da ventaja a los caballos, aumentando su capacidad en la pista y proveyéndoles de una ventaja injusta para otros.
Debido a que anteriormente los entrenadores tenían que demostrar que sus caballos habían sufrido de sangrado pulmonar para poder correr con furosemida, las regulaciones han sido disminuidas de manera de que a cualquier caballo se le permite competir con el medicamento para así nivelar el campo de juego. La furosemida, Palmer argumenta, no es una aumentadora del rendimiento sino una optimizadora. Lo compara a la reducción de la inflamación de un tobillo usando hielo, fenilbutazona o un unjuento. Si se quita la inflamación, el caballo se siente mejor y es más probable que corra mejor. Lo mismo aplica para el sangrado.
“Me parece lógico que si el 80 por ciento de los caballos de carrera han sangrado y el sangramiento pone en peligro su rendimiento, entonces si se le da medicamento que disminuya la prevalencia del sangrado, es probable que mejore su rendimiento”, comenta él. “Creo que es probablemente lo que está pasando aquí. Pero hay gente que dice que es algo mucho más complicado que eso, dicen que hace que el caballo se acelere. Personalmente, yo no lo creo”.
La posición de la AAEP sobre el uso de furosemida, dice Palmer, es de estar cuidando el bienestar del caballo.
“Si usted sabe que su caballo va a sangrar y no le da el cuidado apropiado, desde un punto de vista del bienestar del caballo, eso está mal”, dice Palmer. “La otra opción sería no correrlo. Así que las opciones humanas serían no correrlo o darle la furosemida”.
El debate sobre la furosemida continuará con los caballistas y los reguladores, especialmente en un clima social que exige mayor atención a la seguridad y el bienestar del caballo.
“Si debe de usarla o no, es una cuestión filosófica la cual está siendo debatida”, dice Palmer. “La AAEP, por ejemplo, opera bajo suposición de que si es bueno para el caballo es buena para las carreras. Nosotros sentimos que eso sí es cierto, pero hay gente que dice que lo que es bueno para el caballo como individuo puede no ser bueno para el mundo de carreras como industria. Es una de las preguntas fundamentales que necesitan ser resueltas - ¿Cuál es la prioridad?”.
Fuente AQHA